La francesa Adeline Pastor, bailarina principal del ballet Aalto en Essen, Alemania, abrió la segunda parte del programa de manera magnífica con el solo Piaf (Non, je ne regrette rien), un fragmento extraído del ballet La Vie en Rose del coreógrafo belga Ben Van Cauwenbergh, y cerró la función con autoridad exuberante junto a un refinado Joseph Michael Gatti en el Don Quijote Pas de Deux.
Pastor comenzó a interpretar Piaf cuando todavía una buena parte del público estaba ocupando sus asientos pero la fuerza de su actuación puso en suspenso a todos los presentes y definió la noche como una experiencia inolvidable. Las piruetas de Pastor son algo que hay que ver para creer pero ella es también una actriz llena de recursos interpretativos nada despreciables.
Si ella hubiera sido el único momento brillante del sábado su presencia habría justificado plenamente la visita al Gusman Center pero, por supuesto, hubo mucho más en la segunda parte del programa.
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